Un viernes cualquiera de este año aterrador volvemos a
desayunar con una sombra. Cuando las reuniones del consejo de ministros hacen
temblar los cimientos de una sociedad y su fe en la democracia, es que algo importante
no funciona.
Tengo muy claro que esta no es la sociedad que me gusta, que
esta no es la democracia que quiero para mis nietos, que esta sociedad puede
cambiar a mucho mejor. Pero tengo muy claro que aunque no sea perfecta es una
democracia. No puedo quedarme, no podemos quedarnos impasibles ante quienes se
llenan la boca con la palabra democracia y abusando del poder que esta les ha
dado la destruyen sistemáticamente en base a una estructura de creencias
arcaica.
La reforma de la ley del aborto es el último caballo de batalla
que han puesto sobre la mesa. Habrá quien le quiera quitar importancia dentro
de las filas progres, porque hay otras reformas más restrictivas para la
democracia como la ley mordaza o la reforma educativa. Puede parecer que la
reforma del aborto es una gota más en el vaso del recorte de derechos y de la
polarización de la sociedad entre los que tienen y los que no, los que tienen
dinero, derechos y permiso para vivir y los que no tienen nada más que sus
manos, para trabajar y para empuñar las armas del cambio.
Pero no es una gota más y que parezca esto, que parezca que
es una cosa de mujeres o de feministas es su mayor victoria. La reforma de la
ley del aborto no es una cuestión de hombres contra mujeres, ni de creyentes
contra ateos, es una cuestión de libertades y patriarcado, es una cuestión de
dominación de los cuerpos de las mujeres por parte de los grupos de poder.
De esta reforma todo hace que se me atragante la tostada del
desayuno, tener que demostrar fehacientemente que has sido violada para
acogerte a este supuesto, culpabilizando así a la víctima. Que dos médicos
externos evalúen si estas capacitada o no para decidir, que me obliguen a tener
un hijo que no quiera o no pueda atender, que te ofrezcan la adopción como
alternativa aunque te echen de la empresa solo por quedarte embarazada, que te
llamen puta por tener una sexualidad libre y abierta y te señalen con el dedo
haciéndote cargar con las consecuencias, que las mujeres maltratadas,
agredidas, prostituidas, abusada, etc...estén obligadas a tener hijos que no
desean aumentando sus situaciones de vulnerabilidad, como si fueran
apestadas…pero lo que más miedo me da es el retorno de la interrupción del
embarazo al código penal. Es decir, que la mitad de la población de este país
es potencial delincuente (siempre que no tenga dinero para unas largas
vacaciones a Londres…). Esto es un ataque frontal a los derechos de las mujeres
que se esconde detrás de toda esta pueril normativa patriarcal y misógina.
Este año que termina lo hace con una nueva patada sobre
nuestros vientres, una patada figurada y literal, patadas repartió la policía a
diestra y siniestra tras la concentración convocada el viernes que los
ministros pusieron la soga al cuello a la libertad de las mujeres en este país.
Patadas a nuestros vientres que nos da este gobierno desde
que se aferro al poder y empezó a segregar por sexos en las escuelas, a dar por
buenas o mejores las enseñanzas de la sección femenina, a recortar cada día las
ayudas a la dependencia, al cuidado de niños y niñas, a los comedores, a las
políticas de conciliación, a los apoyos para las víctimas de violencia machista.
Patadas cada día que alguno de ellos abre la boca para decir
que las mujeres maltratadas se lo han buscado, que las violadas algo habrán
echo, que las tratadas y prostituidas lo hacen por vicio, que ojalá nuestros
novios nos aborten a ostias y no pasa nada….NADA? Sí que pasa, pasa que no
vamos a dejar que esto siga pasando, porque la reforma de la ley del aborto, la
reforma que no nos mete en casa, sino en la cárcel es lo último que vamos a
consentir.
Estamos dispuestas, estamos dispuestos a decir que YA BASTA
de ataques, que la paciencia se ha terminado, que la calle es nuestra y que el
poder de la democracia es del pueblo no de ellos y que si este año termina con
una patada en nuestros vientres; en 2014
nos vamos a calzar nuestras botas y no nos volverán a pisotear!!
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