He salido temprano,
antes de que el sol permita que veamos la miseria y la depredación humana.
He salido temprano, cuando todo está tranquilo, aún no han
puesto las calles, ni las han quitado.
He salido temprano, pero aun así me escondo; camino por las
calles con tiento, con un ojo hacia mi espalda y otro hacia el cielo, con los
oídos abiertos y la piel en alerta.
He salido temprano a comprar algo de leche y si hay suerte,
pan.
He salido temprano porque hace años que no duermo, nadie
duerme en esta ciudad, en este país sitiado por la guerra, el imperialismo y el
fanatismo.
He salido temprano porque los que ponen el dinero y lanzan
las balas aun duermen, ellos duermen, aquí y hacia el norte.
He salido temprano, oteo esta ciudad en falsa calma teñida
de rojo sangre. Y en mis absortos pensamientos de presente sin pasado, la nube
de humo y ceniza me aplasta sobre la acera, y solo puedo pensar en Said y
María, que estarán durmiendo… si aún viven.
Y es que en esta ciudad que nunca duerme estar vivo o muerto
no importa, no le importa a nadie, invisibles en el foco de la noticia.
He salido temprano y me ha dado igual, cuando vuelva a casa
cogeremos lo que nos quede, cogeremos a quien nos quede y saldremos, rumbo a la
incertidumbre, rumbo a la esperanza, rumbo a vivir sin miedo.
He salido temprano, y ya no volveré…
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