18 dic 2014

¿OtrO? CueNto de NaviDad



Celia tiene 7 años,  esta noche no ha dormido mucho, espera en su cama bajo una manta gorda a que los primeros rayos de luz entren por su ventana anunciando que la noche mágica ha pasado y ha llegado la mañana de la ilusión, la mañana de estrenar.

Celia piensa y piensa en lo que va a encontrarse en el salón junto a sus zapatos. Celia tiene un sueño, quiere ser periodista de guerra, cree que es necesario que la gente conozca lo que pasa en el mundo para no repetirlo. Celia quiere ser doctora, quiere poder curar a las personas enfermas para que su abuela no se vaya nunca. Celia quiere ser arquitecta para construir casas para que nadie se quede sin casa. Celia quiere ser Chef y darle de comer a las chicas y chicos de su barrio. Celia quiere ser Presidenta del Gobierno, cree que el mundo está muy mal organizado y quiere cambiarlo. Celia tiene un sueño, tiene muchos sueños, pero Celia sabe que ahora es pequeña y que los sueños aun son sueños, pero Celia quiere jugar, quiere aprender a construir sus sueños. 

Celia ha ido estos días a unos almacenes llenos de juguetes, sus papas la han llevado allí para que decida como quiere construir sus sueños. Celia no está contenta, en la tienda se sintió rara, quería buscar los juguetes para cumplir sus sueños, pero resulta que eran juguetes para niños y claro Celia no es un niño, Celia es una niña. Celia se sintió frustrada, aunque no sabe lo que es eso. Celia ha elegido un muñeco y una muñeca para Navidad, Celia cree que debe cambiar sus sueños para ser madre y princesa. Celia no se siente feliz, se pregunta si es correcto lo que piensa, lo que sueña. Celia observa su mundo alrededor, cada día compras, tiendas, anuncios, series, películas, la familia, todo parece estar organizado para destruir sus sueños. 

Celia piensa que ese debe ser el destino de las chicas, mira a su madre con cariño, y la pregunta: mamá -¿donde dejaste tus sueños, los perdiste una noche de navidad en un centro comercial?  Mamá, ¿y si no quiero ser princesa? Mamá no sabe qué decir, sus sueños los perdió antes de que pudiera recordar tarareando una canción para dormir, para dormir sueños y comprar (des)ilusiones.
Celia ha escrito una carta, quiere otro mundo uno en el que estudiar no le cueste a su mamá mas escaleras que limpiar, uno en el que todos los niños y niñas de su cole se queden al comedor para luego jugar en el patio, uno en el que su tío de piel oscura pueda ir al médico sin sacar la cartera, como ella. Celia ha escrito una carta y se la ha dado a sus padres, Celia cree que son ellos y no seres de mentira los que pueden hacer que Celia cumpla sus sueños para Navidad y en unos años será arquitecta o médica, o periodista, o Presidenta. 

Entran algunos rayos de luz por la ventana y ya huele a chocolate, ha llegado la hora de abrir la cinta de raso roja de su regalo y construir sus sueños.

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