8 ene 2012

ReTratO

Han pasado 5 minutos desde que cerro el grifo del agua caliente, pero el vaho aún flota pertinaz en el ambiente, ya se ha secado y aunque fuera hace frío la burbuja  del baño creada por la niebla cálida permite que siga desnuda sin que su piel se erice por el frio. Una toalla enroscada cubre y sujeta su melena mientras con una toalla seca descubre su imagen tras la capa húmeda del espejo. Su cara se muestra ante ella por fases, primero esos ojos que tienen mucho camino que recorrer aun, castaños, en los que sin embargo se refleja la luz del sol con la intensidad del verde primavera, descubren parte de su espíritu intenso, luchador. Después su nariz, siempre hay herencias que nos gustaría guardar en un cajón y sin embargo van por delante…y la boca no especialmente destacable, piensa, mientras abre su sonrisa, siempre presente.  Una vez limpio el espejo se separa con cautela, con el tiempo que le da su burbuja, el reloj ha dejado de marcar la hora, la radio enmudeció, un momento a solas, en un pequeño espacio, con un espejo de testigo…se mira despacio descubriendo algunos pliegues de su cuerpo, otros ya son conocidos.  Algunas costillas que se marcan, más podrían ser; algunas curvas de más alrededor de la cintura parce que estorbasen, nada que un poco de ejercicio no remedie, piensa entonces en como parece que últimamente se ha dejado atrapar por cierta parsimonia en cuanto a algunas rutinas. 

Los pechos empiezan a acusar como el vaho se escapa por debajo de la puerta, se enfrían ligeramente, resistentes a la gravedad aún, es joven, aunque hay quien dice que ya va para vieja jajaj se ríe, de la gravedad cuando llegue, de las canas que no piensa teñir y de las patas de gallo que la felicidad impide que salgan. Se ríe de quien la quiere hacer madre y ella lo que quiere es ser mujer y libre y amar y amada. Se ríe mientras se mira los pechos con propiedad.

Entre el pecho y el ombligo ahora deja correr una mano, la piel tras el baño esta suave, tersa y amistosa, algo de tripa asoma, restos de las copiosas comidas navideñas. Y esa sensación de haber hecho algo malo, fruto de la presión social. O la educación que nos obliga a ser sirenas incluso cuando deseemos ser ballenas, hermosas y felices. En realidad no la molesta que este ahí  o tal vez sí, mañana a nadar, se dice.
El espejo es pequeño, no se dejan ver las piernas, esas piernas que prometían mayor altura y se quedaron pequeñas, concentradas como los perfumes…y los venenos. Hermosos muslos, qué bien viene un eufemismo a veces, que le gusta lucir a medias tras unos shorts o una falda, sin pasarse, pero sin avergonzarse. Y después las piernas, por la misma vía, que dificultan el acceso a la estantería de arriba del súper, pero facilitan la estancia en la primera fila de los concierto, gracias peque-piernas, y sonríe de nuevo.

El pelo ahora peinado sobre un hombro para que no moleste al ponerse el albornoz, ya no queda vaho, es hora de abrir la puerta y salir…una copita de vino blanco, cojo un bombón de la caja mientras olvido lo de la presión social y dejo la dieta para mañana, con la piscina. Me siento en la silla y los pies sobre el sofá, cerca de la mesa, el disco gira a ritmo surf y me pongo a escribir…

2 comentarios:

  1. Irene fsg: me acorde hoy de vosotros y de tu blog!! me encanta Ana!!! refleja todo de una manera increible, no pares nunca d escribir, un besazo!!

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  2. Gracias guapa!! ;) a ver si nos tomamos unas cañitas u día , besotes!

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