25 abr 2011

La Dominación de los Espacios púBliCos


Como quien no quiere la cosa nos imponen una dominación mayor que cualquier tipo de esclavitud directa. El dominio y perversión que las autoridades están realizando con los espacios públicos es una batalla velada que están ganando de la manera más sibilina y eficaz que haya visto en muchos años. No solo es Madrid, es muchas más ciudades, pero centrémonos en Madrid, las plazas y parque de nuestra villa están perdiendo poco a poco la entidad que los constituyo como espacios de encuentro y convivencia. Han desaparecido los bancos,  que se han cambiado por sillas unipersonales, por lo que no puedes tener amigos….no hay zona ajardinada ni arboles son espacios de hormigón gris, peatonales pero no para uso de los peatones, sino para paso de estos entre una tienda y otra, entre un bar y otro. Grandes espacios diáfanos en los que se eliminan las zonas de descanso, las referencias para quedar en donde no es agradable permanecer, ni siquiera te puedes sentar en el suelo, solo pasar, pero en los que se pueden colocar grandes espacios publicitarios o sucursales de centros comerciales para vender más.  Lugares en los que nadie se queda más de cinco minutos. La calle sitio emblemático  de la vida social, de la diversidad, del encuentro es ahora un terreno hostil en el que eres invitado, invitada a no estar. 

Espacios públicos dirigidos a orientar y condicionar la estancia de las personas en las calles, procurando que no se puedan generar encuentros o estancias. 
El ordenamiento de los espacios públicos no solo está en su arquitectura y en lo que falta o deja de faltar, su color influye en nuestro estado de ánimo y en el bienestar o malestar que sentimos al permanecer en un lugar, el gris acera de las plazas de nuestra ciudad no es precisamente agradable, contrasta con él el colorido y viveza de las tiendas que nos llaman a consumir. Las ordenanzas de ruido y limpieza que de igual modo limitan las expresiones artísticas, espontaneas, o no,  en las calles, que generan encuentros entre las personas y limitan el tiempo de consumo en los negocios capitalistas. Consumir cultura callejera también es consumo, pero es otro tipo de consumo que no interesa… Las sombrillas de las calles comerciales en verano, solo están en las calles comerciales….mm vaya!,  no en las plazas ni en los parques donde solo se está, sino en las calles comerciales donde se transita de establecimiento en establecimiento y donde se encuentran las terrazas de los bares. 

Se han ensanchado aceras, faraónicas obras absurdas, en algunos casos, para ensanchar aceras por las que sigue sin caber un grupo de más de dos, ya que las terrazas nuevas ocupan el espacio necesario para pasear o estar. Han desaparecido las fuentes de agua potable, obligándote a hacer uso de agua embotellada si caminas por las calles en días calurosos. Y han desaparecido las fuentes no potables en las que niños y grandes se refrescaban a base de pies en remojo o inocentes y divertidas salpicaduras. Eso sí estamos bien provistos de centros comerciales con grato, contaminante y enfermizo aire acondicionado, que además provoca que tengamos que hacer uso de los productos farmacéuticos fuera de temporada.

Pues parece que las cosas son menos inocentes de lo que parece. Un simple paseo por la ciudad con los ojos bien abiertos nos enseña, nos deja ver, a poco que nos fijemos de esta realidad. 
 El uso común y social de los espacios públicos esta terminándose, especialmente el uso espontaneo.

Eso sin hablar del parque calle 30 una vía rápida para peatones y ciclistas paralela a la carretera, pero en superficie, una vía de paso, un parque sin flores ni zonas verdes;  sin fuentes, sin bancos…perdón si hay bancos, en una zona muy delimitada. Cuanto tardaran en montar un bar? Y que no falte la extrema vigilancia, privada a coste de las arcas municipales, no vaya a ser que a alguien le dé por pisar el césped, huy si no hay.
 Pero esto  no es inocente, no es realmente público no es social ni socializante. Es dirigido. Y pero veo peligroso las cantidades ingentes de dinero que se gastan en procurar la individualización de la sociedad y lo poco que se destina a servicios públicos a instalaciones deportivas gratuitas al arreglo de jardines ya creados, a fuentes de agua potable en la vía publica, a la limpieza de los barrios, etc.

La presencia policial y el control de los grupos de demasiadas personas, o de personas diferentes,  está a la orden del día, con la escusa del descanso de los demás, de la seguridad, se fomenta el enfrentamiento continuo entre unos y otros se trata de homogeneizar las ciudades hacia el gris, sin presencia de personas distintas, diversas culturalmente enriquecedoras y no alienantes.  Y además la nueva ordenanza de “orden público” te invita a que programes tu cabreo, tu protesta, tu lucha callejera, hasta con dos meses de antelación, a ver si a la policía le viene bien acudir ese día…..es que hasta para cabrearme tengo que pedir permiso??

Madrid la ciudad del encuentro, de la expresión musical y cultural en cada esquina en cada calle, ciudad de diversidad y acogida se está convirtiendo en ciudad de gasto, ciudad de turismo, ciudad gris, ciudad abandonada en los barrios, ciudad fantasma, ciudad alienada, ciudad dominada.

Ante esto respuesta, salir a la calle, denunciar este ataque traidor y rastrero, parase en las calles visualizar lo invisible, aplaudir al artista, captar la realidad, abrir los ojos y abrir las bocas decir basta actuar para cambiar las cosas ocupar los espacios públicos para llenarlos de luz y color no es un delito es un claro ejercicio de democracia y responsabilidad ciudadana. Apoya y participa en las actividades en las calles.

4 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo. Me gusta la lectura que haces del uso de los espacios públicos... Un beso guapa!

    ResponderEliminar
  2. Oiga muy puntual y certera la mirada que realiza, cabe hacer referencia a Marc Auge y el análisis que hace de los espacios públicos en su libro Los No Lugares, y que nombra a estos espacios como lugares de desencuentro y perdida de identidad. Es así que tomar las calles de nuestro barrio, salir a conversar con el vecino y evitar las rejas de nuestras casas que al final nos en-jaulan, es iniciar la toma de los espacios públicos.
    Romper el poder del estado re-construyendo nuestras identidades con el territorio, mirando el sol en nuestras calles y acariciando al otro en nuestros parques (plazas), caminando siendo visto y vistiendo el color de la lucha por seguir viviendo con los demás en un mundo para todos.
    Raúl con mucho afecto para Ana

    ResponderEliminar
  3. Buen artículo.
    Una mirada acertada y necesaria para un tema poco señalado en nuestros análisis.

    un saludo

    ResponderEliminar
  4. Completa y absolutamente de acuerdo
    Un abrazo

    ResponderEliminar